Nos veremos
por una calle,
por aquel lugar
o tal vez,
al doblar cualquier esquina,
pero si en tu caminar
ves una piedra,
dale suaves golpes
con tu pie derecho,
veras lo que sientes
dentro de tu pecho
al guiarla entre tu andar.
Antes la dureza de la vida,
sentirás un renovar
sin medidas.
Sentirás la brisa
de tus pasos,
andarás con firmeza
y sin prisa,
la certeza
será tu regazo.
Como amiga
la esperanza
te abrirá sus brazos,
mirarás entonces,
con toda entereza
¡que tú no estás solo!
martes, 25 de mayo de 2010
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